sábado, 15 de mayo de 2010

Condimentos


Según el diccionario de la RAE un condimento "es aquello que sirve para sazonar la comida y darle buen sabor".

Pues esa palabra nos va a servir para abrir una nueva etiqueta en el blog, en donde hablaremos de esas sustancias que solemos añadir a la comida con el fin de dar ese toque o punto de sabor a una comida.

Estas sustancias se suelen añadir en pequeña cantidad para darle ese toque que hemos dicho, pero sin enmascarar el sabor del alimento principal.


Para inaugurar esta etiqueta vamos a hablar del condimento posiblemente más antiguo y más utilizado en la alimentación, la sal. Un condimento, que puede resaltar infinidad de platos, pero que si abusamos de ella nos puede arruinar cualquier plato. Además un consumo inadecuado de forma continuada nos puede ocasionar graves trastornos para la salud.

Esta entrada viene al caso, porque el otro día había en Alcampo una feria de productos alimentarios de la Comunidad de Madrid y entre otros productos había unos tarros de sal en escamas natural y aromatizada. Compré una sal negra y una sal de limón. También había, aunque ya no quedaban sal aromatizada con boletus y sal aromatizada con pimentón.


La sal negra ya le he utilizado en un atún a la plancha que he hecho y que ya os pondré la receta. La sal de limón aún no la he utilizado, pero para acompañar un pescado blanco a la plancha debe quedar bien.


A raíz de esta compra se me ha ocurrido hacer la sal de boletus, y para ello he cogido sal Maldon y boletus deshidratados. Ya os hablé el otro día en la receta del risotto de boletus que esta seta es más fácil encontrarla deshidrata que fresca. Además de esta forma, si la almacenamos adecuadamente se puede conservar más de 18 meses, lo que nos permite disponer de ella en cualquier momento de forma fácil, tan sólo teniendo en cuenta que para hidratarla convenientemente hay que ponerla en agua un mínimo de 3 horas. A lo que íbamos, para la sal de boletus, pulverizamos los boletus deshidratados en un molinillo y lo mezclamos con la sal, en este caso he utilizado Sal Maldon.


La Sal Maldon, para los que no la conocéis, se trata de una sal elaborada por una empresa familiar inglesa del condado de Essex, que desde 1882 la extrae utilizando un método ancestral.
Recogen el agua del mar, durante la marea alta, la dejan reposar para más tarde filtrarla. Se lleva a ebullición y se cuece a fuego lento. Durante el proceso ser forman pequeñas pirámides huecas, se separan los cristales con un rastrillo de madera, se escurren y se pasan a bandejas planas que se meten en hornos para secar la sal completamente.

A mí personalmente me gusta mucho el uso de esta sal, sobre todo en tapas y aperitivos, por la textura crujiente que tiene. Tenemos que ponerla en menor proporción que la sal normal, ya que su pureza es mayor y  colocarla en el momento del emplatado porque si no esos finos cristales pierden esa textura que le hace tan peculiar.

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